Muchas mujeres a partir de los 45 años padecen síntomas de sequedad vaginal sin saberlo. Lo achacan a una posible infección por hongos, a infecciones de orina o a disminución del deseo por su pareja entre otros.
Cuando hablamos de sequedad vaginal nos referimos a la atrofia que sufre el epitelio vaginal y vulvar de la mujer como consecuencia del déficit estrogénico asociado a la menopausia. Sin embargo puede comenzar a aparecer años antes, desde la perimenopausia (45-50), que es cuando se va produciendo un déficit paulatino de los estrógenos. Antiguamente el término médico para designar dicho problema era “atrofia vulvovaginal” o “vaginitis atrófica”, pero desde el 2013 se conoce con el nombre de “Síndrome genitourinario de la menopausia” o SGM. Esto es así porque dentro de los síntomas que refieren las pacientes se incluyen tanto síntomas genitales como urinarios. El SGM está presente en el 25% de las mujeres en perimenopausia, hasta en el 50% de las menopáusicas y hasta en el 70% de las mujeres mayores de 70 años, y a diferencia de los “sofocos” no va disminuyendo con el tiempo sino que es progresivo.
Lo que ocurre en la atrofia vulvovaginal es que debido al déficit estrogénico (aunque también androgénico) las paredes de la mucosa vaginal, vulvar y uretral se hacen menos elásticas, hay una pérdida de los pliegues vaginales y disminuye la vascularización, todo esto ocasiona que exista menos lubricación, aumente el pH vaginal y haya un adelgazamiento de la mucosa.
Como consecuencia de estos cambios muchas mujeres van a referir síntomas que pueden llegar a afectar a su calidad de vida de forma importante, como los siguientes:
· Picor del área vulvar/vaginal
· Sensación de escozor o ardor (incluso sensación de herida)
· Dolor/molestia con las relaciones sexuales o imposibilidad para mantenerlas
· Disminución de la excitación/orgasmo/deseo
· Sensación de peso o molestia continua en genitales
· Dolor al orinar o sensación continua de querer ir al baño
Existen una serie de factores de riesgo modificables que, si los tenemos en cuenta, pueden ayudarnos a prevenir estos síntomas o hacer que sean más leves:
· Estilo de vida saludable y perder peso: la obesidad y el realizar poca actividad física hacen que estos síntomas sean más acusados.
· Dejar el tabaco y el alcohol: el tabaco hace que se adelante la etapa de la perimenopausia, que los estrógenos decaigan antes y por tanto que la atrofia vaginal sea más rápida y severa.
· Dieta saludable: rica en vegetales y omegas
· Actividad sexual: la actividad sexual a través del coito, la masturbación o el uso de vibradores ha demostrado aumentar la elasticidad, lubricación y vascularización del área vulvovaginal.
· Práctica regular de ejercicios de Kegel ( o de suelo pélvico)
Existen tratamientos muy eficaces para tratar el SGM, sin embargo, su eficacia va disminuyendo cuanto más avanzada está la atrofia y más severos son los síntomas. De ahí su importancia de consultar al inicio de estos síntomas, y así evitar/disminuir su progresión.
Para síntomas muy iniciales, o incluso, para casos puntuales de sequedad vaginal por otras causas (como uso de anticonceptivos orales o quimioterapia) podemos usar lubricantes e hidratantes vaginales. Los lubricantes deben usarse con las relaciones y los más recomendados son los de agua o silicona que no manchan y son compatibles con preservativos de látex, con la diferencia de que los de agua presenta muy corta duración (resecan rápidamente) mientras que los de silicona son de larga duración. Los hidratantes deben ser usados a diario o como mínimo 2 veces/semana y sirven para mantener una buena hidratación vaginal de base. Entre los más recomendados están los de ácido hialurónico.
Sin embargo, el tratamiento más recomendado para una mujer que tiene un SGM diagnosticado son los estrógenos tópicos. Se trata de un tratamiento muy seguro, apenas hay absorción sistémica, por lo que no tienen efectos secundarios sistémicos ni incrementan el riesgo de cáncer de mama. El síntoma secundario más frecuente puede ser un poco de ardor/escozor en las primeras semanas de tratamiento. Los estrógenos se pueden administrar en forma de cremas, óvulos o anillo vaginal. Recientemente ha aparecido un nuevo fármaco que se administra en forma de óvulos vaginales y que es un precursor de los estrógenos y los andrógenos, y que aplicado a nivel vaginal permite incrementar la producción de ambos, mejorando de forma muy importante los síntomas tanto vaginales, vulvares como uretrales asociados a la atrofia. Pero además existe una gran alternativa a la vía vaginal para aquellas mujeres que no quieran o no puedan usar la vía vaginal, también existe un fármaco que se administra por vía oral y tiene una gran eficacia para tratar el SGM.
Actualmente también se están empleando técnicas no farmacológicas para el tratamiento del SGM, las cuales constituyen una gran alternativa para aquellas mujeres que tengan contraindicados los estrógenos. Entre ellas tenemos la aplicación de láseres (de CO2 o erbio), así como la radiofrecuencia, con resultados bastante prometedores, aunque aún no existen estudios con un número de casos muy elevado.
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